domingo, 20 de septiembre de 2009

Crítica de “Final del juego (Julio Cortázar)”



El maestro Cortázar juega lo suyo, dispone sus piezas, y se desenmascara en teoremas y prosa astillosa; del lector depende salir victorioso del juego irracional planteado (como es costumbre) en su lectura. Cortázar luce este excelente libro de cuentos, de los cuales yo recomendaría: “El río”, “Los venenos”, “Relato con un fondo de agua”, “Después del almuerzo”, “Axolotl” y por su puesto el cuento homónimo de “Final del juego”; el estilo que pronto convocaría muchas más obras. Nadie puede escaparse de tan excitante lectura donde en el trasfondo de cada cuento, a forma de susurro, oscila su verdadera genialidad y simplicidad, igual a una enorme ola narrativa que sólo el buen Cortázar sabe provocar en sus lectores, nos golpea provocando eso que interpretamos como “admiración a lo inimaginable”.

El relato de cómo conseguí el libro es un tanto chusco, pues me estaba “cagando” allá por Tacubaya, y la respuesta inmediata fue entrar a un Samborn’s que estaba muy cerca. Me puse (según) a ver los libros con tanto interés; simple pretexto de hacerme el bruto mirando por ahí y entrar a los sanitarios, pero sería el destino quien jugaría mal: Ahí estaba, me emocioné al reconocer su portada, su título. Estaba un tanto maltratado pues muy pocos se interesan en esa literatura. Una señorita vendedora de esas que me aturden con facilidad, se acercó, y comenzó a recomendármelo (como si ya lo hubiese leído...; es parte de su trabajo). Sólo que con esas cosas soy algo exigente (por no decir mamón) y le dije que me llevaba otro que no estuviera maltratado. Pero no había otro; era ese o nada. Sin olvidar que me estaba yo cagando, y necesitaba un ticket que mostrar al Cerbero de los sanitarios. Terminó por convencerme la idea de obtener el libro (pude haber comprado cigarros, lunetas de chocolate u otras naderías, pero cuando uno anda tironeado y emocionado ni que hacer; es imposible cavilar): Vi los sanitarios, vi a la muchacha que me miraba gentilmente, algo desesperada por la tardanza de mi decisión, después sentí mis intestinos burbujear: un tirón, dos, tres. Lo compré, y tan rápido como lo cogieron mis manos corrí hasta los sanitarios (donde para colmo no había vigilante exigiendo tickets de compras). Termine mi deber, y desenvolví mi librito, sintiéndome niño con juguete nuevo.

Que placentero libro, realmente recomendable, sin duda un obra juguetona, como el destino aquel día en el Samborn´s de Tacubaya.


1 comentario:

  1. Hey hola! Mira, necesitaría contactarme contigo para poder charlar sobre tu crítica de "Final del juego" de Julio Cortázar. Es para una investigación de una materia de la universidad. Desde ya muchas gracias

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