jueves, 11 de marzo de 2010

Edenio


Un día de mis manos nacieron mil mariposas blancas a excepción de una; era negra, idiota y no sabía volar. Aun así no le prive la vida, quizá por lástima, o por descuido, supuse criarla junto a todas las demás. A todas durante mil años preste mi atención, hasta que un día mi jardín olvidó toda lepidóptera y prefirió imaginar otras bestias edénicas.

Hace poco supe que de las mariposas que engendré sólo una sobrevivió a mi olvido: La prieta cuya monstruosidad hoy se delata sobre la tierra. ¿Mi desprecio la volvió los suficientemente fuerte y tenaz para no extinguirse? Aún no sabe volar, pero se trata del único recuerdo que tengo de las mariposas como tales; y hoy es la única prueba de vida que supera la belleza.


Lucas Luján

No hay comentarios:

Publicar un comentario